sábado, 22 de febrero de 2020

- Ancestros - Capítulo 2




Enery llevaba rato hablando por teléfono con su hermana para que la fuera a buscar a las afueras de la ciudad, David la había dejado tirada, no había querido seguir hablando con ella sobre la discusión en su casa y le había dicho que se bajara del coche, Zoé le había pedido explicaciones de por qué no estaba en el instituto, y mil preguntas más que ella no quería responder en ese momento, estaba furiosa consigo misma por haberse comportado como una niña y haber estropeado lo que podría haber sido un perfecto día, furiosa con él por ser tan poco comprensivo con ella y haberla dejado tirada en medio de ninguna parte. Al final su hermana desistió diciéndole que hablarían en casa y que iba de camino. Mientras esperaba le mandó a David varios mensajes disculpándose por todo y diciéndole que le quería y que no la dejara que haría lo que fuera para compensárselo. Él le respondió a ese último: 

"Si hay algo que puedes hacer por mí, tu hermana es diseñadora y a la mía le encantan sus diseños, me has dicho que tiene sus libros de diseños en un baúl en su habitación, si pudieras conseguirme alguno para enseñárselo a ella, te lo agradecería mucho. Un beso" 

No recordaba haberle dicho nada de un baúl pero a lo mejor su memoria le estaba jugando una mala pasada, sabía muy bien que el baúl al que él se refería tenía una cerradura y que sólo podría conseguir uno de esos libros de diseños si encontraba la llave. Mañana cuando su hermana se fuera a trabajar ella aprovecharía para buscar la llave y conseguir el libro, se lo prestaría a la hermana de David y lo devolvería a su sitio antes de que su hermana se diera cuenta, al fin y al cabo llevaba mucho tiempo diseñando tendría muchos, no se daría cuenta de la falta de uno aunque mirara. Su hermana llegó por ella cuarenta y cinco minutos después de colgar, el camino hasta su casa se hizo eterno, mientras un silencio las iba hundiendo en el asiento del coche cada vez más. Cuando por fin llegaron, Enery se esperó una reprimenda de proporciones épicas pero lo único que su hermana hizo fue mirarla durante un corto de tiempo y decir:

- Mama y papa estarían muy decepcionados contigo, igual que yo - Y después de decir eso había subido a su despacho y se había encerrado allí el resto del día. 

Enery habría preferido que su hermana le gritase, la castigará, cualquier cosa hubiera dolido menos que esas palabras. Ya se sentía bastante mal antes de que su hermana le dijera eso, ahora estaba destrozada, más razón para hacer lo que fuera para no perder a David, él era lo único bueno que le quedaba. Pasó la noche pensando como cogería el libro de diseños, tendría que volver a faltar a clases, pero tenía que compensarle la metedura de pata.

Por la mañana, desayuno nerviosa frente a la mirada inquisitiva de su hermana, se preparó y cuando su hermana se fue antes que ella porque tenía una reunión dio gracias al cielo por no tener que fingir que salía hacia el instituto. Subió escaleras arriba con los nervios corriendo por sus venas, cuando abrió la puerta del dormitorio desde allí busco cual sería el escondite de la llave, sobre el sifonier habían unas cajitas de madera donde su hermana guardaba joyas y algún que otro recordatorio de algún  viaje. Fue hacia ellos y abrió el más grande donde tenía colgantes, gargantillas pero ni rastro de la llave, uno más pequeño con pendientes en el que tampoco la encontró, en el último habían unas pequeñas piedras de algunas conocía el nombre, como un pequeño cuarzo rosa o una obsidiana, noto el fondo de la caja un poco extraño, como suelto, cuando presiono uno de los lado el lado contrario se levantó bajo la presión descubriendo un doble fondo, y en él la llave. La sacó cuidadosamente dejó la caja como estaba y en su sitio y se dirigió hacia el baúl, se arrodillo frente a él y metió la llave en la cerradura que abrió fácilmente. Levantó la tapa y donde se esperaba que hubiera docenas de libros de bocetos de diseño, solo había libros antiguos con un encuadernado desgastado. Uno de ellos lo reconoció, su madre le leía historias de ese libro cuando era una niña. Lo cogió con curiosidad por ver en su interior, reconoció la primera historia, hablaba de cómo los guardianes consiguieron sus dones para proteger a los Elementales de los Samelitas, siguió pasando páginas, encontró la historia de los Samelitas, la recordaba, esa historia le había provocado pesadillas de niña.

"Eran Elementales como todos los demás pero ellos querían más poder, un poder que solo las divinidades tenían. Sus ansias de poder los llevó a seguir a seres malignos como el mismísimo Samael. Desde ese momento empezaron a llamarse Samelitas. Samael los dotó de dones superiores, y después de que los seres divinos los desterraran y les arrebataron sus dones naturales, los guio hacia su venganza con el único propósito de conseguir la destrucción de las divinidades a las cuales odiaba. Los Samelitas son como la peste allá donde van dejan una hilera de cadáveres."

Sus manos temblaban alrededor del libro por los recuerdos de su madre leyéndole aquella historia, pero había algo que no le había leído, había algo más escrito, era la letra de su hermana, y en aquellas frases se podía leer:

"En la actualidad los Samelitas han conseguido eliminar completamente a la familia guardiana de la luz y a los guardianes de la luz. Y a espera de determinar la ubicación de dos de los miembros de la familia de fuego, o en su defecto si tuvieron descendientes, no se sabe si han conseguido destruir a los guardianes y elementales del fuego. Las familias de terra, agua y aire están diezmadas con solo un miembro por familia. 20 de enero de 2017"

Esto era muy raro y se percató de que al final de cada historia había anotaciones, reconoció la letra de su padre, la de su madre, había más escrituras que se notaban que eran más antiguas, y cada historia estaba escrita con una tipo de letra diferente, pero todas a mano. Todo esto le estaba dando al libro que tenía en sus manos el estilo como de un diario de navegación, en el que se cuenta que se descubría o qué ruta seguían. Y era extraño porque todas las cosas que se contaban no podían haber pasado. ¿O sí? 

Cerró el libro lo dejo en su sitio y cerró el baúl guardando la llave en su lugar, sin siquiera acordarse del porqué había ido hasta la habitación de su hermana. Se fue al instituto con la mente confundida y haciéndose mil preguntas. ¿Por qué su hermana había escrito eso? ¿Por qué también sus padres lo habían hecho? ¿Podían ser reales todas aquellas historias?¿Estaría volviéndose loca por la pérdida de sus padres? Pero ninguna pregunta tenía una respuesta concreta y cada una daba lugar a otras muchas preguntas, si no se estaba volviendo loca por la pérdida se volvería loca por todo aquello.

Cuando se dio cuenta no había ido a parar al instituto, había caminado sin rumbo sumergida en sus pensamientos y ahora se encontraba frente a su cafetería favorita. No le importo, un té y un trozo de tarta le vendría genial. Entró y se sentó en la mesa de siempre. Miro la carta en busca de algún té que le gustara y tarta. Cuando levanto la vista vio venir hacia su mesa a Hayden, su compañero de laboratorio, lo miro extrañada, nunca lo había visto allí, ella tampoco iba a esa hora, quizás no habían coincidido. Hayden se acercó a ella con una sonrisa preciosa.

- Oye tu no deberías estar en clase – Dijo mirando el reloj de su muñeca. Ella no contestó, bajó la vista a sus manos y jugueteo con sus dedos con vergüenza - ¿Un mal día? – Se apresuro a decir él notando su expresión y la falta de algo que era muy característico en ella.

- Un poco la verdad. Me vendría bien un té, y alguien con quien charlar - Dijo ella aun ocultando sus ojos.

- Eso está hecho, salgo en una hora pero que tal si te tomo nota y luego hablo con mi jefe para que me deje salir un poco antes, no hay mucha gente hoy – dijo el sonriéndole, intentando que ella también sonriera un poco. Cosa que consiguió, aunque fuese una sonrisa tímida le sirvió, al menos por ahora, estaba dispuesto a sacarle muchas sonrisas esa tarde.

- Me parece bien, que tal sí te invito y así te compenso por el tiempo perdido – dijo ella relevando la primera sonrisa de verdad desde que la había visto entrar.

- Contigo nunca es tiempo perdido – respondió él haciendo que ella se ruborizara – ¿Qué te pongo?

- Un té rojo, y una tarta de limón. ¿Y tú? – dijo ella sonriendo con picardía, para recordarle que lo invitaría a comer.

- Tarta de chocolate y un batido de Aguacate y plátano – dijo él con una sonrisa ladeada que a ella le resultaba sexy. Al instante se reprendió mentalmente por ese pensamiento, tenía novio, y estaba enamorada de él, o eso creía, ahora que lo pensaba nunca había estado enamorada como sabría si lo que sentía por David era amor. Ella asintió en respuesta y él se marchó para traer lo que habían pedido, dejándola sola con sus pensamientos. El sonido de su móvil recibiendo un mensaje la despertó de su ensimismamiento.

"¿Lo has conseguido? ¿Quieres venir hoy a mi casa?"

Se había olvidado completamente de porque había entrado en la habitación de Zoé, buscaba su libro de bocetos y no lo había encontrado, le había prometido a David que lo conseguiría para su hermana, y allí estaba en la cafetería dispuesta a comer con su compañero de laboratorio y pensando en que su sonrisa era sexy. "Muy bien Enery, te darán el premio a la peor novia del mundo" volvió a reprenderse mentalmente.

"Vale. ¿Me pasas a buscar en una hora por la cafetería del centro?" Le respondió al mensaje obviando la pregunta sobre el libro de bocetos. Ya se lo explicaría cuando estuvieran en su casa.

Oyó a Hayden en la barra dándole las gracias al que supuso que era su jefe mientras cogía lo que habían pedido y lo llevó hasta la mesa, se había cambiado de ropa, ya no llevaba la camisa con el logo de la cafetería, sino una camiseta de manga corta que le quedaba realmente bien, se ajustaba a sus músculos, los cuales no eran muy voluminosos pero se notaba que hacía algo de ejercicio. Se sentó frente a ella, colocando los platos y los vasos, al terminar se pasó una mano por el pelo, ella siguió el camino de su mano, viendo como los mechones de su pelo se enredaban con sus dedos y le entraron unas ganas locas de saber si estarían tan suaves como parecían. Bajo la cabeza mientras se volvía a preguntar una y mil veces porque estaba teniendo ese tipo de pensamientos.

- ¿Se debe tu mal día a cierto chico de pelo negro, ojos grises y un McLaren 720 s que ya me gustaría a mí tener? – dijo Hayden intentando suavizar la pregunta lo máximo que pudo, si por él fuera le hubiera dicho sus cualidades negativas, que hacían que odiara al chico.

- No, él es el mejor, son problemas de familia. – Respondió ella agachando la cabeza mientras jugueteaba con la cuchara de su taza de té.
- Perdona no quería que te sintieras mal, yo no entiendo mucho de familia, la única que tuve me abandono, no se siquiera que significa esa palabra – Dijo Hayden sin pensar, para luego arrepentirse al segundo, le estaba contando demasiado y no quería que ella sintiera pena de él.
- la familia no se trata solo de compaetir la misma sangre, tu familia también son tus personas más cercanas, las que sabes que siempre van a estar para ti y tu para ellos. – Sonrió dándole ánimos sorprendiéndole, no lo estaba mirando con pena sino con una mirada de admiración que le estaba llenando el alma. Adoraba esa sonrisa, esa que no se dejaba ver con todo el mundo, y se sintió afortunado por estar contemplándola.
- De eso tengo pocos, pero muy especiales.
- Dicen que la cantidad no importa, que lo importante es que sean verdaderos y espero que yo sea una porque para mí lo eres.
Hayden se quedó sorprendido con esa respuesta, y sintió una gratitud al destino por estar dándole algo bueno aunque fuese algo tan simple como una amistad verdadera.Siguieron hablando entre risas tanto tiempo que cuando el coche de David apareció Enery se sorprendió de que ya hubiera pasado una hora. Se despidió de Hayden, Pagó la cuenta y salió al encuentro de David.
- ¿Qué tal la compañía? – Dijo él con sarcasmo cuando entró en el coche
- ¿No me digas que estas celoso? – Dijo ella sonriendo, le resultaba gracioso que un chico como David se pusiera celoso, lo tenía todo pero parecía que tenía inseguridades como todos. Él la miró de reojo por su risa, la cual ella intentaba tapar con su mano. Enery no le dijo nada solamente le saco la lengua y le dio un beso.
- Vámonos antes de que mi instinto me diga que me baje del coche – Dijo él con una mezcla entre broma y verdad y la sangre se le heló a Enery por un momento antes de que se obligara a quitarse de la cabeza todo aquello, le gustara o no tenía que contarle a David que no había conseguido el libro de bocetos.El camino fue silencioso, y cortó. Llegaron a la casa en unos veinte minutos, era una casa preciosa, de dos plantas, blanca con ventanas y puertas de cristal, tenía un porche que recorría la casa desde la parte delantera y supuso que continuaba hasta la parte trasera, cosa que cuando David le enseñó la casa comprobó que era cierto. Tenía un salón moderno precioso, la cocina era la envidia de cualquier persona que le gustara cocinar, encimeras de mármol, electrodomésticos de acero inoxidable, una isla para desayunar en el centro y un comedor en el que se podía hacer una cena de gala. De la segunda planta solo le enseño su dormitorio que era bastante sencillo para como era él, y lo tenía muy bien ordenado. David fue hacia su cama y se sentó en ella, le hizo un gesto para que se acercara, ella sin protestar caminó hasta quedar de pie delante de él, David la sostuvo de la cintura y la sentó a horcajadas sobre él, comenzó a darle besos en las mejillas, en la frente, en los labios, de ahí fue dando pequeños besos hasta llegar al cuello, Enery se estremeció, con ese contacto pero no de placer, no sabía muy bien qué sentimiento le provocaba pero dudaba que fuera placer.
- ¿Has traído el libro de bocetos? – Le preguntó David sin dejar de darle besos por el cuello y el hombro.
Enery se quedó un segundo buscando las palabras adecuadas para no terminar convirtiendo ese momento en un desastre total.
- No había nada en el baúl, estaba vacío – Le respondió lo más tranquila posible, no estaba diciéndole mentiras, estaba vacío de lo que él buscaba, no sabía bien porque no le contaba que en el baúl habían unos libros bastante raros.
David sabía que mentía pero eso solo confirmaba que ella sabía algo y que el libro estaba allí.
- Que raro, para qué tener un baúl cerrado con llave si está vacío – Dijo David, a Enery no le parecía enfadado, estaba contento de que no le hubiera traído el libro de bocetos, cosa que no tenía sentido porque había sido él el que se lo había pedido. Pero más raro era que él supiera que el baúl tuviera llave, y es más que estuviera cerrado, sabía demasiadas cosas y ella no recordaba habérselas contado, primero que su hermana tuviera un baúl en su dormitorio, y ahora que el baúl estuviera cerrado.
Por el gesto de Enery, David se arrepintió de haber mencionado que el baúl estuviera cerrado con llave, cuando era algo que ella no había mencionado. Enery se soltó de su agarre y David supo que las cosas se le habían ido de las manos, y que solo tenía dos opciones averiguar cuánto sabía, o matarla allí mismo.
Supuso que sacarle información iba a ser más práctico que matarla, aunque no le faltaran ganas de hacerlo.
- ¿Estás bien? ¿He dicho algo malo? No estoy enfadado si piensas eso, no importa, solo es un libro de bocetos, tampoco es que fuese algo vital, siento haberte pedido que lo cogieras – Enery no sabía qué pensar mientras él la convencía de que todo iba bien, pero para ella no era así, todo lo que había descubierto era una locura y que él supiera tantas cosas que ella no recordaba haberle contado no la estaba ayudando a despejar su cabeza. Cuando se había vuelto su vida una locura. Lo sabía muy bien desde que sus padres habían muerto, todo iba cuesta abajo en su vida, y lo que parecía ser bueno solo era el principio de una pendiente más empinada y profunda.
Cada vez que David la miraba la veía más y más nerviosa y supo que escondía algo, y algo grande.
- Cuéntame que pasa, tu hermana te ha pillado, has encontrado algo que no te ha gustado, cuéntamelo puedes confiar en mí – Lo que David le dijo por primera vez desde que lo conocía la hacía desconfiar, por alguna razón su confianza en él era inexistente. Quizás fuera porque la había empujado a algo que ella no quería hacer, y no solo el buscar ese libro, si no intentar convencerla de tener relaciones cuando sabía perfectamente que ella no quería.
- No es nada de verdad, será mejor que me vaya a casa, estoy cansada. – Necesitaba irse de allí, poner espacio entre ambos.
Él la miró un instante con odio, tanto que no logro entender pero con la misma rapidez con la que apareció se desvaneció.
- No puedo dejarte ir – Dijo con una expresión totalmente neutra, una sensación de alerta la sacudió por completo y la insto a que se marchara en ese mismo instante. Y lo intento pero el brazo de David se interpuso en el marco de la puerta impidiéndole que saliera.
- Por favor David quiero irme a casa – intento no sonar suplicante y débil pero no funciono.
- Tienes que contarme lo que sabes, todo, de tu familia, de tus antepasados, y sobre todo donde está el libro de los ancestros – Si hacía un momento estaba asustada ahora estaba aterrada, y sabía que su hermana había tenido razón en no confiar en David y ella había sido tan estúpida de no hacerle caso.
David la cogió por los hombros con brusquedad y la tiro en la cama.
Si cuando había abierto el baúl había intuido que había descubierto algo ahora lo sabía con certeza, pero ella no conocía ese secreto, y eso lo único que iba a conseguir es que le hicieran daño, y David parecía tener la certeza de que ella sabía algo.
- Vas a contármelo todo, y esta noche no solo me llevare respuestas, también me llevaré lo que tanto te has negado a darme – le dijo pasándole la mano por su brazo descubierto por el vestido de tirantes.
Su pulso se aceleró por el miedo, había confiado en David y él la había traicionado y no solo eso sino que estaba a punto de violarla. Intentó forcejear bajo el peso del cuerpo de David, pero tenía todo su cuerpo aprisionándola impidiéndole que levantara las piernas para dar patadas y le tenía las muñecas agarradas por encima de su cabeza.
- Quien iba a decir que una niña dulce como tú, podría ser tan poderosa, te lo tenías bien escondido eh pequeña – Le susurró al oído mientras le pasaba la lengua por el cuello mientras ella intentaba apartarse de él. – ¿Dónde están tus poderes ahora pequeña guardiana? Se te ha olvidado cómo usarlos – Dijo con desdén mientras seguía pasando las manos por su cuerpo bruscamente.
- No sé de qué me estás hablando, no tengo ningún poder – Sollozo Enery, esto era demasiado cruel para la clase de persona que había creído que era David, pero obviamente se había equivocado por completo.
- Mientes – Dijo con rabia dándole una cachetada que hizo que la mejilla le ardiera. La miró incrédulo unos segundos en los que ella intento con más fuerza escaparse, cosa que no consiguió – De verdad no sabes nada de quien eres, de quienes son tus antepasados ni siquiera a quién estás destinada a proteger – Se rio fuertemente – Que curioso, una guardiana que no sabe que es una guardiana, interesante, y más curioso aunque el destino haya querido que caigas en mis manos, quizás no sepas nada pero ten por seguro que te usare para darle un mensajito a la estúpida de tu hermana y al resto de tus amigos guardianes – Dejó de manosearla, la levantó por el brazo de la cama, y la volvió a golpear, tirándola al suelo, tenía que salir de allí si no quería acabar muerta.
Intentó levantarse para poder salir corriendo pero David le dio una patada en el estómago, otra en las costillas y la última en una de sus piernas mientras ella sollozaba y se encogía de dolor, mientras David seguía balbuceando incoherencias dando vueltas por la habitación, se arrastró hacia la puerta, pero David vio sus intenciones y la agarró del tobillo mientras le daba la vuelta a su cuerpo para quedar cara a cara, intento incorporarse pero le dio un puñetazo, y luego otro mientras ella se arrastraba huyendo de él, intento pedirle que parara una y otra vez pero él ninguna de las veces permitió que terminara de pronunciar sus palabras de súplica. La boca le sabía a sangre, empezaba a sentirse mareada, le dolía todo el cuerpo y a David no se le veía la intención de parar, se reprendió a sí misma ante la idea de rendirse, sus padres y su hermana no la habían criado para rendirse. David empezó a reírse por su estúpido intento de levantarse y se dispuso para darle otro golpe.
- ¡BASTAAA! – Grito Enery hacia David, y con la fuerza de su grito una racha de aire lo elevo del suelo hasta hacer que se estrellara con la pared apuesta a la que ella se había apoyado. Parecía como si alguien hubiera abierto ambas ventanas de una habitación y la corriente de aire lo hubiera impulsado hacia la pared, con la fuerza de un huracán. Pero no tenía tiempo para andar divagando en el por qué de las cosas. David quedó tendido en el suelo y sin darle tiempo a que se levantara Enery se levantó tambaleándose, abrió la puerta y salió corriendo por las escaleras para luego salir por la puerta hacia la calle, corrió sin mirar atrás, corrió hasta que ya no le quedaron fuerzas, se paró un segundo para mirar atrás y comprobar que no la había seguido, con suerte lo había dejado inconsciente. Aún no había tenido tiempo de procesar que ella era la que había provocado esa fuerza. Lo que había intuido cuando David empezó a hablarle de Guardianes, había resultado ser cierto, las historias que su madre le había contado eran parte de su propia historia, eran historias reales de sucesos reales. Pero hubo algo que no entendió y que la desconcertó, porque se lo habían ocultado, porque no la habían enseñado a usar lo que fuera que pudiera hacer, y así poder protegerse.
Le dolía todo el cuerpo, cada musculo, articulación y hueso de su cuerpo había sido golpeado por David, ahora que la adrenalina estaba abandonando su sistema le estaba costando caminar un poco, ¿Se sabría el camino de vuelta a casa? Se encontraba en medio de un bosque que no recordaba haber visto de camino a la casa de David desde la cafetería, quizás había ido en el sentido equivocado, Estaba perdida, con un loco persiguiéndola e intentando matarla, su suerte empeoraba por momentos. Podía simplemente caminar hacia algún lugar con gente que pudiera ayudarla, pero para eso primero tenía que encontrar un camino entre tantos árboles, o una carretera. Se echó a caminar como pudo mientras su cuerpo pedía a gritos un descanso, pero tenía que buscar ayuda antes de que la encontrara o estaría muerta.

- ¿Por qué no me lo has dicho antes, es una muy buena noticia, que te a dicho el detective? – Preguntó Zoé con entusiasmo, sabía bien que este asunto era muy importante para Andrew.
- No lo sé, tú has estado ocupada con Enery, yo he tenido guardia estos días, además no es algo súper extraordinario, aún no ha encontrado más que una partida de nacimiento, pero a pesar de saber su apellido me ha comentado que le está resultando muy difícil encontrarlos, es como si se hubieran evaporado, aunque estuvieran muertos, habría un certificado de defunción, la gente no desaparece así de la nada – Andrew sentía una frustración inexplicable, odiaba no poder encontrar explicaciones a las cosas.
- No te preocupes, aunque tarde encontrará algo. ¿Te has planteado cambiarte el apellido? – Le pregunto ella inquieta aunque no había querido estropear el momento, con Andrew, él había dicho una frase muy significativa sobre sus padres adoptivos.

"No les perdonaré que me hayan mentido" Esa frase resonaba en la cabeza de Zoé como un disco rayado repitiéndose una y otra vez. Ella misma le estaba mintiendo, y ahora tenía la certeza de que si algún día se llegara a enterar, no la perdonaría, eso en el mejor de los casos.
-¿Tú crees que debo hacerlo? No sé... llevo tanto tiempo siendo Andrew Slater, que ahora ser Andrew Sanders me resulta raro, como si fuese otra persona – Andrew se encontraba distraído con el pensamiento de cambiarse de apellido, mientras Zoé se devanaba los sesos por saber de qué le sonaba ese apellido, ¿quizás lo habría escuchado en la televisión, o algún cliente suyo?Antes de que siguiera divagando su móvil comenzó a sonar con el tono de llamada de Enery.
- ¿Qué pasa cielo?
- ¿Eres Zoé? – Dijo la voz de un chico al otro lado de la línea.
- Si soy yo. ¿Quién eres? – Pregunto preocupada, a la vez que extrañada, ¿Qué hacía ese chico con el móvil de su hermana?
- Soy un compañero de clase de Enery, la he encontrado cerca de la cafetería donde trabajo, tiene muy mal aspecto, creo que le han dado una paliza, he intentado llamar a una ambulancia pero no me ha dejado, solo quería que te llamara a ti – Se le notaba tenso, pero Zoé enmudeció durante unos segundos mientras la sangre le bajaba a los pies, empezó a sentirse mal, pero al segundo se repuso, su hermana la necesitaba no podía darse el lujo de desmayarse ahora.
Zoé le preguntó por la dirección, se disculpó con Andrew, sin darle detalles, le envió un mensaje a Kalet por si necesitaba refuerzos y fue hacia allí en su Alfa Romeo Giulietta.
No tardó mucho en llegar, estaba cerca, las puertas estaban cerradas por la hora, ya habían cerrado. Llamó a las puertas al mismo tiempo que Kalet llegaba en su Kawasaki ninja negra. Un chico rubio les abrió la puerta y los dejó pasar a ambos.
- La he tumbado en un sofá que hay en la zona de personal, no tiene buen aspecto pero me ha hecho prometerle que no llamaría a una ambulancia, antes de desmayarse. Tiene pulso pero respira con dificultad – Les informo rápidamente, estaba nervioso, aunque también había una pizca de rabia que ella supo apreciar. 
Al abrir la puerta Zoé se encontró a Enery tumbada en un sofá oscuro, tenía sangre seca y golpes por todo el cuerpo, tenía la cara hinchada por los golpes, se acercó a ella aterrada, ¿Quién le había hecho esto?Miró en dirección del chico que la había llamado buscando alguna respuesta.
- No lo sé, la última vez que la vi bien se fue con su novio, y hace unos cuarenta y cinco minutos apareció tambaleándose, medio ida, diciéndome que te llamara, que solo te llamará a ti, que tenía que avisarte, y cuando colgaste para venir se desmayó – Zoé ardió de furia, sabía que ese chico le traería problemas a Enery, pero no que llegaría a este punto de problemas. Deseo tenerlo delante un segundo, saber al menos donde vivía para ir hasta allí y partirle la cara, le iba a hacer pagar por cada uno de los moretones que su hermana tenía en el cuerpo, y en la cara.
- ¿Zoé? – Susurro Enery aun con los ojos cerrados. Su voz sonaba rota, cansada y áspera.
- ¿Cariño quién te ha hecho esto, ha sido David? – Enery miro a los chicos y luego a Zoé, su hermana la entendió al instante y les dijo a los chicos que salieran un segundo.
- Sabe quiénes somos, él no es quien creemos, vendrá a por nosotras, nos va a matar – Sollozo Enery, mientras temblaba de miedo.
- ¿Quién sabe el que cariño? – Su mente aun no reaccionaba, estaba en shock tanto como Enery, su cerebro no procesaba lo que su hermana le estaba queriendo decir.
- David es un Samelita, sabe que somos guardianas, quiso matarme para enviarte un mensaje, tenías razón no debí confiar en él, quiso matarme, pero no sé cómo, lo ataqué y puede escapar pero sabe donde vivimos, sabe muchas cosas, quiere el libro Zoé, no sé porque lo quiere, pero matara por él – Enery sollozaba, Zoé empezó a unir las piezas, pero como sabia su hermana todo aquello, como sabía que eran guardianas.
- Tranquila, vamos a ir a casa, voy a curarte esas heridas, y vamos a hablar de esto con más calma, pero no te preocupes el no va a volver a hacerte daño, yo te protegeré. Te lo prometo – Intentó calmarla mientras le tendía la mano para que se levantara apoyándose en ella.
Abrió la puerta de la habitación y salió a la cafetería. Hayden y Kalet estaban sentados en unos taburetes frente a la barra con la mirada perdida.
- Ayudadme a llevarla al coche – Dijo Zoé, Hayden estaba más cerca así que llegó antes y la cogió en volandas, y dejo que Zoé fuera delante para que lo guiara hasta el coche.
- Gracias Hayden – Susurro Enery apoyada en su hombro mientras se dejaba llevar.
- No tienes nada que agradecerme, eres mi mejor amiga, dime qué crees que iba a hacer, dejarte abandonada - Llevaba a Enery hacia el coche sin ninguna dificultad mientras le acariciaba el brazo por el que la sostenía para tranquilizarla.
- Ya no sé en quién confiar Hayden – Dijo eso sin ninguna maldad mientras volvía a cerrar los ojos del cansancio, y quizás del dolor que tenía que sentir en todo el cuerpo. Hayden deseo con todas sus fuerzas encontrarse a David en alguna parte, le partiría la cara no solo por golpear a Enery, sino por hacer que una chica especial como ella, dejara de confiar en la gente que estaba a su alrededor, quizás no tuviera pruebas de que había sido él, pero su instinto le decía que había sido él.
Zoé abrió la puerta trasera de su coche y le indico que la podía dejar tendida en el asiento trasero.
- ¿Puedo acompañaros? Me gustaría asegurarme de que está bien – Pidió Hayden con angustia y rabia, esa rabia que Zoé había notado cuando había llegado. No sabía si confiar en él o no al fin y al cabo no lo conocía pero mirándolo a los ojos, algo le dijo que ese chico era buena persona. Asintió en respuesta y antes de darle tiempo quizás de cambiar de opinión entró en el asiento trasero con Enery, colocándole la cabeza sobre su muslo, mientras le acariciaba el pelo protectoramente, ella se había vuelto a desmayar.
- Nos vemos en casa, síguenos de cerca no me fio de que David no esté cerca, Tenías razón debí contárselo, la han encontrado y a sido la persona que menos esperaba ella que fuera – Dijo Zoé afligida por la culpa.
- Ya habrá tiempo de culparse, volvamos a casa – Dijo Kalet poniéndose el casco de la moto y arrancándola mientras esperaba que Zoé se subiera a su coche y arrancará, aceleró detrás de ella, la siguió todo el camino, teniendo los cinco sentidos no solo puestos en la carretera sino en si había algún peligro cerca.
Sabía que esto pasaría pero no iba a echarle toda la culpa a Zoé, no lo había hecho con mala intención, solo le había querido dar una infancia y una juventud normal a su hermana, algo que ellos no tuvieron, y después de su charla con Rose se había dado cuenta de que hubiera deseado tenerla. 



Hayden Maxwell





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