![]() |
Sue Everton |
-Señorita Everton, siento decirle que sufre usted
de narcolepsia, mejor conocida por la enfermedad del sueño... - todo mi sistema
desconecto en ese momento.
Me llamo Sue Everton, tengo veinticinco años, Hace
año y medio empecé a tener desmayos injustificados, parálisis del sueño,
estaba en la consulta de mi doctor, sentada en su silla blanca, después de
haberme sometido a miles de pruebas, pero mi mente en el mismo instante que
escucho la palabra narcolepsia, se fue a otra parte.
- Desgraciadamente aún no existe ninguna cura
definitiva, pero si una serie de tratamientos que disminuyen los síntomas, con
lo cual podrá llevar una vida lo más normal posible. Los estimulantes pueden
ayudarla a mantenerse despierta durante el día, y los antidepresivos a reducir
los episodios de cataplejía, parálisis del sueño, incluso las alucinaciones.
Deberá evitar los trayectos largos de coche. Pero poco a poco se acostumbrara a
este nuevo estilo de vida.
Yo aun estaba intentando procesar toda la información,
cuando me obligué a asentir a lo que el doctor me estaba explicando. Me receto
los medicamentos que debía tomarme regularmente y sin excepción, y me concertó
una cita con un psicólogo de confianza, para que me ayudara a sobrellevar todo
este proceso. Tanto era el nivel de shock que ni siquiera proteste por la
derivación a un psicólogo.
Por fin pude marcharme de regreso a casa, durante
el camino mi cabeza no paraba de darle vueltas al hecho de que estaba enferma y
era algo serio, como iba a explicarlo en el trabajo, o a su familia, gracias a
que no tenia a nadie muy especial, al que cargarle con este drama. Sabia que
habían enfermedades mas complicadas, incluso mortales, pero para alguien que no
había pasado nada mas fuerte que una gripe estacional, y a la que le gustaba
tener todo controlado al milímetro, que algo así le pasara, rompía con toda la
cuadricula que había creado entorno a su vida.
Mi móvil sonaba en mi bolsillo, y temía que el
nombre que apareciera en la pantalla fuera el de mi madre. ¿Qué le diría, por
donde empezaría?
- Hola mamá. ¿Cómo te encuentras? dijo
intentando sonar los mas relajada que su estado le permitía.
- Yo estoy bien Sue ¿Cómo estas tú? ¿Cómo ha ido la
visita al médico?
- Sinceramente mamá esta no es una conversación que
me apetezca tener por teléfono. Voy a llamar al trabajo y mañana iré a casa y
hablaremos - Le estaba dando largas a su madre y como bien sabia quizás eso con
ella no funcionaria y ella insistiría hasta conseguir la información que le
estaba pidiendo.
- Sue me estas asustando. Pasa algo malo ¿Qué te
han dicho?
- Mañana hablaremos mamá lo prometo, pero ahora
necesito ir a casa y llamar al trabajo antes de que se haga mas tarde, Te
quiero, Adiós - Dije sin darle la oportunidad de volver a bombardearme con preguntas
que no estaba preparada para contestar en ese instante, necesitaba pensar,
aclarar las ideas y encontrar la manera de solucionar esto, de evitar que su
vida quedara patas arriba, se negaba a que todo por lo que había luchado por
lograr se desvaneciera sin mas solo con veinticinco años.
Paso por la farmacia para comprar los medicamentos
que tenia que tomarse, después de conseguirlos fue hasta el parking en el que
había aparcado su coche antes de ir a la consulta, miro para su demasiado común
coche, y pensar que tendría que dejar de conducirlo tanto como le gustaba, su
trabajo estaba a una hora de distancia de su casa, que haría ahora para ir a
trabajar. Decidió dejar de pensar hasta no llegar a casa. Subió al coche sin
preocuparse mucho, solo estaba a veinte minutos de su casa, no le pasaría
nada.
Eran las seis de la tarde las calles estaban
tranquilas en comparación a como solían estar, mejor para ella, antes llegaría,
y menos peligros tendría.
Se paro en el siguiente semáforo en rojo, esperando
a que le permitiera el paso, no había dormido la noche anterior por los nervios
de la cita con el medico, lo poco que había dormido le había dado una parálisis
del sueño y se había despertado después de lo que había parecido una eternidad
luchando por despertar y principalmente por respirar. Los efectos de la falta
del sueño se estaba empezando a notar, solo dos calles mas y estaría en casa,
así que no se preocupo. El semáforo tardaba en ponerse en verde, parpadeo un
par de veces para disipar el sueño, y cuando por fin se puso en verde acelero
para llegar a casa antes de que se quedara dormida. Lo que no esperaba era que
un coche se le echara encima.
El coche la sacudió por el lado contrario, lo
siguiente que supo es que estaba dando vueltas, cuando paro, intento saber en
que estado se encontraba, si estaba bien pero sintió como otro ataque de
cataplejía la golpeaba, hasta que no pudo moverse, oyó sirenas a lo lejos y
gente hablando a su alrededor. Unos ojos verdes fue lo último que vio antes de
desmayarse, unos ojos que prometían mantenerla a salvo a pesar de no haberlos
visto antes.